Un recarga eléctrica anual de los dispositivos permite doblar y hasta triplicar su vida útil
Las baterías tienen presencia en cualquier actividad cotidiana, desde grandes industrias, medianos equipamientos como el motor de un vehículo, o pequeños usos particulares, como la pila de un reloj. Como todo dispositivo electroquímico, tiene una vida útil. El paso del tiempo, el uso continuado o la falta de uso, incluso las inclemencias meteorológicas inciden en su rendimiento. La regeneración de baterías permite la reutilización de las que ya se han usado. De esta forma podemos alargar unos cuantos años más la vida útil de estos aparatos. Si se aplica un programa de regeneración anual, se puede doblar y hasta triplicarla.
Mediante el uso de propiedades eléctricas, empresas como Braceli se encargan de regenerar todo tipo de baterías llenándolas de carga química y eléctrica. ¿Cómo lo realizan? A través del incremento de la densidad del electrolito y la disminución de la resistencia de las placas internas del dispositivo para romper y diluir los cristales de sulfato adheridos a las placas. Este sulfato pegado provoca la obstrucción de la batería y reduce las superficies de materia activa destinadas a las reacciones electroquímicas. Para poder regenerar con eficacia una batería, es necesario descomponer el sulfato de plomo cristalino que se ha formado en las paredes de la batería. Se debe realizar una microfisura en los cristales de esa sustancia química y su conversión nuevamente en materia activa que provoca la recuperación de gran parte de su capacidad.
¿Cómo se mide el nivel de regeneración de una batería?
A través de dos métodos. El más preciso es mediante un descargador que permite comprobar el tiempo de vacío de la batería antes y después. La otra opción pasa por emplear impedancia; es decir, un sistema que presenta un circuito a una corriente cuando se aplica una tensión eléctrica.
La regeneración de baterías también se puede realizar mediante aditivos químicos. Pero tiene como desventaja su alto precio y que no consigue romper los cristales de sulfato adheridos a las placas del dispositivo. Cuando finalizan su cometido, mejoran temporalmente la conductividad de la batería hasta que se agotan del todo.
No todas las baterías se pueden recargar.
Aquellas que hayan sufrido daños estructurales, con corrosión o que una electrolisis haya reducido sus electrolitos, por desgracia son casi inservibles. De poder hacerlo, se recomienda la regeneración de las mismas. Un análisis previo nos indicará en qué estado se encuentra la batería y diagnosticará si es factible de ser recuperada.
“Permite reducir el consumo de electricidad porque precisa menos tiempo de carga
Y es que se trata de la opción más rentable para el consumidor, ya que permite el ahorro en adquisición de nuevos dispositivos en el futuro, reduce el consumo de electricidad (lo que se nota en el bolsillo) y elimina los costes derivados de su arreglo y mantenimiento. Una batería en buen estado precisa menos tiempo de carga y por lo tanto menos tiempo consumiendo energía eléctrica.
“El sulfato de plomo se queda adherido a las paredes de la placa de la batería y hay que descomponerlo
No podemos pasar por alto la labor de preservación del medio ambiente que se logra con la regeneración de baterías. Incrementar su vida útil reduce el consumo de metales pesados que son altamente contaminantes, como por ejemplo el sulfato de plomo.
La regeneración de baterías es una tarea de obligado cumplimiento para quien trabaja con este tipo de dispositivos. De esta manera se consigue que las máquinas que necesitan su fuerza motriz funcionen con mayor eficacia y se eviten nuevas reparaciones. Braceli te da la opción de prolongar la vida útil de las baterías. Tan solo tienes que visitar su página web e informarte de cómo hacerlo. Estarán encantados de ofrecerte el mejor servicio.