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El reciclaje de residuos electrónicos como modelo de innovación

Solo se regenera un 20% de los 50 millones de toneladas de desechos anuales

Electrodomésticos y objetos que usamos a diario como frigoríficos, lavadoras, televisores, ordenadores o teléfonos móviles, generan residuos eléctricos y electrónicos que perjudican seriamente el medio ambiente. Sobre todo cuando llegan al final de su vida útil. Y la tendencia no para de crecer. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 2017 acabará con un total de 65,4 millones de toneladas de desechos repartidos por todo el planeta. Una cifra terrible a la que hay que poner freno. Hoy hablaremos sobre el  reciclaje de residuos electrónicos.

De los 50 millones de toneladas de residuos electrónicos que se generan cada año en el mundo. No se llega a reciclar más de un 20%. Por lo que si no se regeneran estos desechos, los materiales tóxicos que contienen acabarán por destrozar nuestro ecosistema y afectar la salud de las personas.

Solo a modo de ejemplo citamos diferentes sustancias tóxicas que forman parte de nuestra vida cotidiana: El cadmio está presente en los tubos de los monitores de los ordenadores; el mercurio se halla en las pantallas planas de los televisores. O el policloruro de vinilo (PVC), se usa en la fabricación de cables y conectores.

Si analizamos con detenimiento, comprobamos que un televisor puede contaminar 80.000 litros de agua por su contenido en plomo y fósforo. O que un frigorífico mal gestionado emite a la atmósfera gases de efecto invernadero equivalentes al funcionamiento de un vehículo durante 15.000 kilómetros. No es broma.

“Un televisor puede contaminar 80.000 litros de agua por su contenido en plomo y fósforo”

Ante esta adversa tesitura, conviene ponerse en manos de profesionales que descontaminen los materiales peligrosos que contienen esos dispositivos. Siempre bajo parámetros de calidad y seguridad en la gestión. Y es que hasta 60 elementos de la tabla periódica se pueden encontrar entre los componentes de los aparatos electrónicos más complejos. Resulta un trabajo difícil para los recicladores, pero no imposible.

Conviene adoptar prácticas más responsables e innovadoras para eliminar estos desechos altamente tóxicos. El beneficio no solo es medioambiental y de salud pública. También económico. Los dispositivos electrónicos constituyen una fuente de materias primas como el cobre, estaño, cobalto, antimonio, oro, plata… Al venderse cada año miles de millones de teléfonos móviles, su reciclado para ponerse de nuevo a la venta resulta muy provechoso. Las ventajas se amplían todavía más, ya que el reciclaje de estos aparatos permite recuperar metales no muy habituales que son altamente valiosos, como el lantano o el praseodimio. Mediante el reciclaje de estos residuos se evita su depósito en vertederos donde tardarían cientos de año en degradarse.

Si bien los plásticos y los metales férreos suponen los principales materiales que se recuperan de los desechos electrónicos, también se registra un incremento de la recuperación de plomo, estaño, plata y cobre. Muy útiles para otros procesos industriales o tecnológicos.

Aparte de organismos y empresas, nosotros también podemos poner coto a esta espiral de contaminación. Si queremos deshacernos de un aparato que ya está obsoleto, debemos llevarlo a un punto limpio. Los desechos son descontaminados mediante la extracción de las sustancias nocivas que contienen a través de la tecnología más innovadora del mercado. A continuación son triturados, separando los materiales que los componen mediante electroimanes y corrientes inductivas.

“España cuenta con más de 52.000 puntos de recogida y más de 2.800 empresas de reciclaje”

Uno de los continentes pioneros en la innovación en el reciclaje de residuos eléctricos y electrónicos es Asia, seguido de Europa y los Estados Unidos. Dentro del Viejo Continente, España se ha convertido en uno de los países punteros en esta materia. Según datos del I Congreso Nacional de Reciclaje de Residuos Electrónicos, se consiguieron regenerar 235.000 toneladas de este tipo de desechos tóxicos en 2016. España cuenta con más de 52.000 puntos de recogida y más de 2.800 empresas. Datos a tener en cuenta.

Con más de 15 años de experiencia en el sector del reciclaje y demoliciones industriales. Braceli es pionera en el tratamiento de residuos peligrosos y que puedan ser tóxicos. Una de sus prioridades es lograr una adecuada calidad de vida para prevenir problemas ambientales.

 

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